POR RAY
Cuando el creador de este blog me dio la bienvenida a “EL CRÍTICO DESTROYER”, me animó a hacer reseñas de ese cine chungo con el que mato el tiempo y neuronas a partes iguales. Pienso que la mejor forma de iniciar este periplo por la caspa del séptimo arte es visitar Turquía, su cine pop y su megaestrella, el gran Cuneyt Arkin.
Galán de ojos claros, mirada penetrante, pelo
indómito y torso atlético, Arkin basó su estrellato en tres pilares
fundamentales: intensos planos cortos, camas elásticas y repartir hostias como
chapatas.
“El hombre león” (1975) fue un intento de
extender su estrellato por Europa. Era una co-producción turco-británica y se
estrenó en medio continente. En España se estrenó con bastante retraso, en
1980.
La historia se centra en el final del Imperio
Bizantino y arranca con la firma de una especie de tratado de paz entre el rey
musulmán y el líder de los cristianos, Lord Antoine. El rey está interpretado
por Cuneyt Arkin con el pelo y la barba pintado con Tipp-Ex bajo un sombrero-turbante
‘king size’.
Pero como en esta película los cristianos
somos los malos, Lord Antoine no tardará en conspirar y matar al rey. Eso sí,
éste se lleva antes por delante a quince soldados porque Cuneyt Arkin no puede
morir de cualquier modo.
La reina, que está embarazada, huye con el
visir y como no, se pone de parto. Después del alumbramiento más fácil de la
historia, el visir huye con el bebé y lo esconde para que los soldados de
Antoine no le den muerte. El bebé será criado por leones y con el paso de los
años se convertirá en… ¡Cuneyt Arkin!.
Por un motivo que se me escapa, esa forma de
criarse ha dotado a “Lionman” de una gran fuerza en sus brazos. Tal es así que
es capaz de matar una vaca y arrancarle un trozo de carne con las manos
desnudas. En su primera pelea, “Lionman” arranca un árbol con raíces y todo y
lo utiliza para aporrear a sus rivales.
Tras ser capturados son llevados al castillo
de Antoine y allí será revelada una gran verdad. El protegido de Antonie,
Althar, es hermanastro de “Lionman” ya que posee el mismo dibujo en la espalda,
y es que el rey era todo un fucker.
Althar se une a los rebeldes y huyen del castillo. Mientras tanto Cuneyt Arkin se dedica a lanzar cuchillos mientras se desplaza por
el aire con una tirolina, después coge una liana para acabar subido a unas
anillas demostrando que el cine le robó a Turquía todo un campeón olímpico.
Y sí, sé que os preguntaréis: ¿qué clase de castillo
posee tirolinas, lianas y anillas olímpicas?. Pues los castillos del cine pop
turco, of course.
En la huída el cabrón de Antoine hiere el
pecho de “Lionman” y le quema las manos con ácido. El visir lleva a nuestro
héroe a unos tipos que le curan las heridos del pecho con ¿lodo?. Pero sus
manos no tienen cura y “Lionman” no puede agarrar una espada para su
frustración en la que es la escena más dramática de toda la carrera de Arkin.
Pero como esos tipos sirven como sanadores y
como herreros (en la Edad Media también había pluriempleo), le hacen unos
guantes con unas garras y “Lionman” pone cara de “Antonie, te voy a crujir”.
Como los rebeldes (incluido Althar) son unos
inútiles han vuelto a ser apresados. “Lionman” va al rescate sólo y armado con
sus garras, ¿para qué más?. Entonces empieza una vorágine de acción donde
nuestro héroe otomano liquida a los soldados cristianos de cinco a cinco en un bodycount alucinante que demuestra que
aquellos que flipan con la matanza de “Kill Bill” no conocen a Cuneyt Arkin.
Además de dar saltos a lo Lebron James, posee la habilidad de dejar a los
enemigos empotrados en los muros.
Nada puede detenerle, el hecho de que el
ejército cristiano no tenga un solo arquero ayuda, y si unos soldados con
escudo se interponen entre él y sus amigos no pasa nasa porque “Lionman”
atraviesa los escudos con sus poderosas garras.
Mientras sus amigos liberados matan a los
meritorios, “Lionman” va a por Antoine. Le arranca las manos, como el villano
hizo con su padre y el muy cobarde huye y se esconde tras un muro. Pero las
garras también atraviesas los muros, sobre todo si son de poliespan y es que
Antoine se dedicaba a gastarse la pasta en tirolinas, anillas y chorradas y
luego pasa lo que pasa.
“Lionman” mata a Lord Antoine y con él muere
el último cristiano que vivía en Turquía. Todos celebrar con júbilo la victoria
y fin.
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