miércoles, 15 de enero de 2014

EL HOMBRE LEÓN

POR RAY

Cuando el creador de este blog me dio la bienvenida a “EL CRÍTICO DESTROYER”, me animó a hacer reseñas de ese cine chungo con el que mato el tiempo y neuronas a partes iguales. Pienso que la mejor forma de iniciar este periplo por la caspa del séptimo arte es visitar Turquía, su cine pop y su megaestrella, el gran Cuneyt Arkin.

Galán de ojos claros, mirada penetrante, pelo indómito y torso atlético, Arkin basó su estrellato en tres pilares fundamentales: intensos planos cortos, camas elásticas y repartir hostias como chapatas.

“El hombre león” (1975) fue un intento de extender su estrellato por Europa. Era una co-producción turco-británica y se estrenó en medio continente. En España se estrenó con bastante retraso, en 1980.

La historia se centra en el final del Imperio Bizantino y arranca con la firma de una especie de tratado de paz entre el rey musulmán y el líder de los cristianos, Lord Antoine. El rey está interpretado por Cuneyt Arkin con el pelo y la barba pintado con Tipp-Ex bajo un sombrero-turbante ‘king size’


Pero como en esta película los cristianos somos los malos, Lord Antoine no tardará en conspirar y matar al rey. Eso sí, éste se lleva antes por delante a quince soldados porque Cuneyt Arkin no puede morir de cualquier modo.

La reina, que está embarazada, huye con el visir y como no, se pone de parto. Después del alumbramiento más fácil de la historia, el visir huye con el bebé y lo esconde para que los soldados de Antoine no le den muerte. El bebé será criado por leones y con el paso de los años se convertirá en… ¡Cuneyt Arkin!.

Por un motivo que se me escapa, esa forma de criarse ha dotado a “Lionman” de una gran fuerza en sus brazos. Tal es así que es capaz de matar una vaca y arrancarle un trozo de carne con las manos desnudas. En su primera pelea, “Lionman” arranca un árbol con raíces y todo y lo utiliza para aporrear a sus rivales. 


“Lionman” se topa con una morenaza que resulta ser la hija del visir y ésta le lleva ante su padre y las fuerzas rebeldes contra la tiranía de Lord Antoine. Un extraño dibujo que tiene “Lionman” en la espalda hace que el visir le reconozca como el legítimo heredero al trono.

Tras ser capturados son llevados al castillo de Antoine y allí será revelada una gran verdad. El protegido de Antonie, Althar, es hermanastro de “Lionman” ya que posee el mismo dibujo en la espalda, y es que el rey era todo un fucker. Althar se une a los rebeldes y huyen del castillo. Mientras tanto Cuneyt Arkin se dedica a lanzar cuchillos mientras se desplaza por el aire con una tirolina, después coge una liana para acabar subido a unas anillas demostrando que el cine le robó a Turquía todo un campeón olímpico. 


Y sí, sé que os preguntaréis: ¿qué clase de castillo posee tirolinas, lianas y anillas olímpicas?. Pues los castillos del cine pop turco, of course.

En la huída el cabrón de Antoine hiere el pecho de “Lionman” y le quema las manos con ácido. El visir lleva a nuestro héroe a unos tipos que le curan las heridos del pecho con ¿lodo?. Pero sus manos no tienen cura y “Lionman” no puede agarrar una espada para su frustración en la que es la escena más dramática de toda la carrera de Arkin. 


Pero como esos tipos sirven como sanadores y como herreros (en la Edad Media también había pluriempleo), le hacen unos guantes con unas garras y “Lionman” pone cara de “Antonie, te voy a crujir”. 


Como los rebeldes (incluido Althar) son unos inútiles han vuelto a ser apresados. “Lionman” va al rescate sólo y armado con sus garras, ¿para qué más?. Entonces empieza una vorágine de acción donde nuestro héroe otomano liquida a los soldados cristianos de cinco a cinco en un bodycount alucinante que demuestra que aquellos que flipan con la matanza de “Kill Bill” no conocen a Cuneyt Arkin. Además de dar saltos a lo Lebron James, posee la habilidad de dejar a los enemigos empotrados en los muros.


Nada puede detenerle, el hecho de que el ejército cristiano no tenga un solo arquero ayuda, y si unos soldados con escudo se interponen entre él y sus amigos no pasa nasa porque “Lionman” atraviesa los escudos con sus poderosas garras.


Mientras sus amigos liberados matan a los meritorios, “Lionman” va a por Antoine. Le arranca las manos, como el villano hizo con su padre y el muy cobarde huye y se esconde tras un muro. Pero las garras también atraviesas los muros, sobre todo si son de poliespan y es que Antoine se dedicaba a gastarse la pasta en tirolinas, anillas y chorradas y luego pasa lo que pasa.


“Lionman” mata a Lord Antoine y con él muere el último cristiano que vivía en Turquía. Todos celebrar con júbilo la victoria y fin.

“El hombre león” es de esas películas que hay que ver si padeces de cinefagia. Da igual que la veas en inglés, alemán, turco o doblada. El argumento es lo de menos, lo que cuenta es disfrutar del talento y el carisma de Cuneyt Arkin. Y en este caso, de verlo matar enemigos hasta perder la cuenta. Y es que nunca algo parecido a un genocidio fue tan divertido.



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