Realizar una crítica sobre
esta película a priori parece una tarea casi imposible, ya que desvelar
cualquier detalle (por mínimo que sea) podría arruinar su visionado. Intentare
contar lo menos posible para no chafaros la fiesta y así podáis disfrutadla como se merece.
Joss Whedon (“Los
Vengadores”) secundado por su inseparable amigo y guionista Drew Goddard son
las cabezas visibles de esta divertida gamberrada. Artífices también de series
como “Buffy, cazavampiros” y su spin off “Angel” (sus maquillajes de cartón
piedra siempre me frenaron a la hora de engancharme a las mismas). En esta
ocasión Whedon ha cedido las riendas del proyecto a Goddard, centrándose este solo
en labores de producción y guión, labor esta que ha compartido con el propio
Goddard.
El resultado es un libreto
lleno de referencias y guiños al cine más terrorífico de los 80 y principios de
los 90, donde hacen acto de presencia todos los tópicos vistos mil veces en
este tipo de películas. Protagonistas estereotipados (jugador del equipo
futbol, rubia tonta, amigo medio zumbado, etc.) y descerebrados, típico
personaje siniestro que los advierte del peligro existente, sexo light,
diálogos estúpidos, escenario terrorífico, etc. Todos ellos utilizados a
propósito por sus guionistas con la finalidad de darle al producto un toque de
película de terror ochentera. Aunque con un trasfondo no tan simple como a
primera vista puede parecer, aderezado con algunas gotas de crítica social.
Cinco amigos deciden pasar
un fin de semana en una destartalada cabaña en medio del bosque, desconociendo
el secreto que les deparara el sótano de la misma.
Capitaneando al elenco
protagonista encontramos al mismísimo dios del trueno, Chris Hemsworth. Secundado
por las bellísimas Kristen Conolly (serie “House of Cards”) y Anna Hutchison
(serie “Spartacus: Sangre y arena”), el simpático Fran Kranz (“Diario de Greg
2”), Jesse Williams (serie “Anatomia de Grey”), Bradley Whitford (serie “Studio
60”) y el siempre excelente Richard Jenkins (“Jack Reacher”).
La cinta está estructurada
como un perfecto cubo de rubik donde todos sus elementos se van ensamblando a
la perfección, hasta conseguir una de las más renovadoras y valientes
propuestas cinematográficas de los últimos años. Un autentico soplo de aire
fresco para el género de terror.
Si no contamos sus alocados
y desquiciados últimos 20 minutos (donde sus responsables desatan su gusto por
la casquería), la película utiliza las cantidades justas de sangre. Sin llegar
en ningún momento a rozar la barrera del gore más desagradable.
El único punto negativo que
le he encontrado a una cinta tan disfrutable no es fruto de ella en sí misma,
sino del público que la vea. Ya que esta se odia o se ama, no existe término
medio.
Una divertida gamberrada que hará las delicias de todo aquel espectador que entre en su juego
desde el principio.
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