miércoles, 22 de enero de 2014

LA CABAÑA EN EL BOSQUE

Realizar una crítica sobre esta película a priori parece una tarea casi imposible, ya que desvelar cualquier detalle (por mínimo que sea) podría arruinar su visionado. Intentare contar lo menos posible para no chafaros la fiesta y así podáis disfrutadla como se merece.

Joss Whedon (“Los Vengadores”) secundado por su inseparable amigo y guionista Drew Goddard son las cabezas visibles de esta divertida gamberrada. Artífices también de series como “Buffy, cazavampiros” y su spin off “Angel” (sus maquillajes de cartón piedra siempre me frenaron a la hora de engancharme a las mismas). En esta ocasión Whedon ha cedido las riendas del proyecto a Goddard, centrándose este solo en labores de producción y guión, labor esta que ha compartido con el propio Goddard.


El resultado es un libreto lleno de referencias y guiños al cine más terrorífico de los 80 y principios de los 90, donde hacen acto de presencia todos los tópicos vistos mil veces en este tipo de películas. Protagonistas estereotipados (jugador del equipo futbol, rubia tonta, amigo medio zumbado, etc.) y descerebrados, típico personaje siniestro que los advierte del peligro existente, sexo light, diálogos estúpidos, escenario terrorífico, etc. Todos ellos utilizados a propósito por sus guionistas con la finalidad de darle al producto un toque de película de terror ochentera. Aunque con un trasfondo no tan simple como a primera vista puede parecer, aderezado con algunas gotas de crítica social.

Cinco amigos deciden pasar un fin de semana en una destartalada cabaña en medio del bosque, desconociendo el secreto que les deparara el sótano de la misma.


Capitaneando al elenco protagonista encontramos al mismísimo dios del trueno, Chris Hemsworth. Secundado por las bellísimas Kristen Conolly (serie “House of Cards”) y Anna Hutchison (serie “Spartacus: Sangre y arena”), el simpático Fran Kranz (“Diario de Greg 2”), Jesse Williams (serie “Anatomia de Grey”), Bradley Whitford (serie “Studio 60”) y el siempre excelente Richard Jenkins (“Jack Reacher”).

La cinta está estructurada como un perfecto cubo de rubik donde todos sus elementos se van ensamblando a la perfección, hasta conseguir una de las más renovadoras y valientes propuestas cinematográficas de los últimos años. Un autentico soplo de aire fresco para el género de terror.

Si no contamos sus alocados y desquiciados últimos 20 minutos (donde sus responsables desatan su gusto por la casquería), la película utiliza las cantidades justas de sangre. Sin llegar en ningún momento a rozar la barrera del gore más desagradable.



El único punto negativo que le he encontrado a una cinta tan disfrutable no es fruto de ella en sí misma, sino del público que la vea. Ya que esta se odia o se ama, no existe término medio.


Una divertida gamberrada que hará las delicias de todo aquel espectador que entre en su juego desde el principio.  


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